Me quedé sin respuesta cuando me
preguntaste ¿qué miras?
no podía quitar mis ojos de
esos, tus ojos grises,
solo se me ocurrió decirte, no
juegues a enamorar.
Pero sin más palabras nos
comimos a besos,
sobraron las palabras, no
alcanzaron las miradas,
el tiempo siguió su ritmo al
ritmo de nuestras pulsaciones.
Hasta que quedamos atrapados en
la telaraña de la pasión
nos devoramos entero, no dejamos
nada de lado,
nos desnudamos y abrigamos con
caricias
y del roce de los cuerpos afloró
el perfume del sexo.
Quedamos tendidos en la nada,
marchitándonos en la madrugada.
Juntos cerramos los ojos y no
sentimos más nada.
Desperté y solo encontré en las
sombras de mi casa
el fantasma con perfume de
flores, de tu cuerpo, de tu espalda,
me fui muriendo lento, entre el
moho del olvido y los sueños,
hasta que me perdí en el tiempo,
No estás…no me encuentro.
Char…libre, sin registro©
Aaah qué maravilla!, una poesía llena de pasión con versos preciosos. El primero ya incita a la lectura. Una historia de momentos contada con tu bello estilo.
ResponderEliminarMe encanta como lo has finalizado y me gusta muchísimo este verso: me fui muriendo lento, entre el moho del olvido y los sueños.
Que bonito escribes...
Abrazos.