Dejaré esta vida mirando el cielo
cuando los colores ocres cubran el ocaso,
y las aves que alimenté me lleven en su vuelo,
sin dolor ni agonía, como
si fuera un sueño.
Nadie llorará ese día,
porque se darán cuenta que solo quedó mi cuerpo
mirando al cielo con los brazos abiertos,
agradeciendo este paso y esperando el paso nuevo.
No sé si veré luces, si escucharé voces, o alguien me
espere
para vivir la otra vida, el secreto que nadie entiende.
Quizás allí pueda verte, quizás abrazarte o darte un beso
sin temor a que te marches, porque ambos seremos eternos.
Char…libre,
sin registro©
Una maravilla volver a leerte Char, en esta poesía con ese sentimiento que compartimos la mayoría si fuera esa la forma tan bonita de irse de este mundo, serenamente con la convicción de encontrar en el más allá, todo lo bueno que tuvimos y lo que está en el pensamiento sin poder cumplir.
ResponderEliminarHa sido un placer y me han encantado todos los versos.
Un abrazo.