Contratiempo y contrariedad es el resultado de un día poblado de acontecimientos inesperados, de planes habituales que deben ser omitidos, de nuevos caminos que se perfilan en el horizonte, obligándote a otros comienzos más fatigosos.
Habías pensado que estaba toda en tus manos esa vida que se complicó de improvisto por voluntades ajenas que parecen sobrepasar la tuya, por hechos que tan solo ayer creías imposible o al menos improbables.
Un recorrido terminó, otro comienza y no sabes adónde podrá conducirte el nuevo camino y te preguntas si, al final, en el primer tramo del camino que has comenzado a recorrer, un recodo inesperado no pondrá aún a prueba tu cansada disponibilidad.
Lo que más complica así tu vida te impide recostarte en cómodas seguridades y obliga a tu fe a releer los días y a las personas de una manera nueva, sin negar lo que has construido, pero también aceptando morir un poco de ti mismo y a las certeza del ayer, para que se cumpla un designio que todavía no comprendes.
Aquel Señor de la vida que te esperó en un recodo de tu camino para indicarte un recorrido distinto, tendrá paciencia con tu cansancio y con la dificultad de retomar el camino, ahora que nada a primera vista parece poder motivarte por dentro.
Hará menos difícil un camino que temes porque desconoces todavía adónde te pueda llevar y hará más liviano un peso que no habías programado y que ya dobla tus espaldas.
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