En tardes de
cielo que no es cielo y nubes que lo son todo
Me invade mi
amiga ella la conocida de siempre, que sola llega
Y así me tiene
en el escenario de la vida casi vacía donde paso mis días
Donde extraño
mis momentos de alegrías de cosas mías
De gentes que
no veo, que extraño, que no están conmigo
Nadie sabe
cómo vivo, pero así es el camino del que camina solo
Por senderos de
recovecos con curvas empinadas y espinas sembradas
Por el destino
que es solo un amigo que no quiero tener ahora
Pero no tengo
otra salida, debo seguir cuesta arriba y tragar saliva
La gente no me
comprende y por eso me miran cómo paso en la vida
Con el peso de
mis días, de mis deseos prohibidos, prendido a mi locura
Sin escuchar
otra voz que la voz de esta soledad amiga inseparable
Que me dice
como un poema releído que espere a mañana, a otro día
Quizás el
cielo se abra para mí y con ellas mis esperanzas se reaviven
Que aunque no
quiera de amigo al destino, él dice que es mi amigo
Con sus brazos
tendidos siempre para sostenerme o soltarme…no lo sé
Solo siento
que me agita dando vueltas por lugares de la existencia misma
Juega hasta el
hartazgo conmigo, me enfurece y se va dejándome a la deriva
Nunca puedo
robarle una palabra al puto destino, él no habla nunca nada
Se expresa con
alegrías y tristezas, risas y llantos, con ausencias que no aguanto
Con soledades
de amores lejanos, con olor al pasado no pensado
Con colores
desgastados por el tiempo, amarillentos, casi olvidados
Al menos sé
que estoy vivo porque el fuego me quema y tengo lágrimas en mis pupilas
Y aunque no lo
soporte seguiré apostando al amor, aunque juegue solo con cartas mías
Jamás me
sorprendió así mi amiga la conocida, esta soledad que me enamora siempre
Que me hace
compañía cuando no tengo más lágrimas ni suspiros en los bolsillos de mi piel
Solo me restan
besos dormidos en caricias de mis manos también dormidas y dolidas
Que las dejo
abiertas hacia arriba como esperando un relámpago de la tormenta que se avecina
Para que caiga
como cae un rayo y me retumbe el espíritu y despierte algún día
Con ansias de
abrazar tu cuerpo mujer…y ponerme de rodillas para no rogarte
Solo para
mirar al mundo desde tu ombligo, llenarte de besos el vientre y más abajo
Hacerte el
amor en el tiempo presente, hasta que pase futuro y aún siga mi corazón latente
Y sepamos los
dos que ya no es un sueño ni es un deseo…son nuestros cuerpos calientes
Que no se
separan, que son solo uno, viviendo en libertad…nunca jamás ausente.
Char©
Qué bonito escribes, Char, tus palabras son pura sensualidad.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias María, se siente tan bien leer un comentario tan simple y profundo a la vez,
EliminarUn beso enorme
Cuantos sentimientos en tu prosa poética, donde la soledad es la protagonista junto con el amor y el deseo de compartirlo.
ResponderEliminarBellas tus palabras siempre con ese halo de nostalgia y desencanto, que por supuesto supongo será, una hermosa inspiración.
Fue un placer.
Un abrazo Char.
Gracias Elda, te dejo un beso y otro abrazo.
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