Líbrame del temor de tu luz cuando me parezca que es más cómodo caminar en la oscuridad y cuando la oscuridad entre en mí y me haga olvidar la coherencia con mis elecciones.
Líbrame del temor a la oscuridad cuando parezca que tu luz tarda en iluminar mi camino y me pregunte, confundido, cómo podré iluminar el camino de los que me han sido confiados.
Y si es en la oscuridad que quieres verme avanzar cuando, cansado, me pregunte si tiene sentido seguir dando, entonces haz que, al menos, resplandezca el recuerdo en los días en los que avanzaba tranquilo y sin dudar, iluminado por tu luz.
No permitas que la duda y la oscuridad que hay ahora en mí se extiendan en aquellos que me has dado.
Y si quieres que no sepa que me traerá el mañana que espero, al menos muéstrame tu luz sobre el camino por el que debo guiar a los que tú amas, para que no suceda que tropiecen en mi oscuridad.
Inclino mi cabeza hoy, ante la falta de la luz, si éste es el camino que has elegido para hacerme crecer, confiando en tu palabra más que en mis certezas.
Pero haz que recuerde, cuando la oscuridad sea más espesa, que “en ti está la fuente de la vida, y por tu luz vemos la luz”.
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