Oye luz de mi vida, ya no quiero ni puedo escribir te quiero
Sabes que dentro de mí un amor eterno anidará hasta el ocaso
Y volverá a despertar con el brillo del sol muy despacio
Desperezando las esperanzas, las ganas, los sueños volados
Esos pedazos rotos de cristales mentales que se van con tu ausencia
Mi corazón es tan duro que casi no late, solo golpea con ruido a piedra
Y mi pecho se estremece por el frío de las venas que se apagan
Todo es tan lúgubre, tan difícil, tan amargo y repetitivo
Que ya no sé si mi aire y mi sangre fueron llevados a tu ombligo
Al límite donde tu cuerpo se parte a la mitad de mi castigo
Donde arriba me alumbra la promesa, lo inalcanzable, el secreto de tu mirada
Y de abajo sucumbe como flor abierta tu parte de mujer deseada
Estoy a la mitad de todo y a la mitad de la nada, gris eterno caricias vagas
Cuando siento que llegas a mí, veo tu sombra que se marcha
Eres y no eres, me das y no me alcanza, me quitas y me destrozas
No comprendes que los ojos del que te ama también moja la almohada
Lágrimas que se escapan y evaporan, agua salada que me baña
Es que nada me alcanza de ti mujer, luz, enamorada, mujer dos veces enamorada
Multiplico siete mil formas de tu forma por otras siete mil formas de placeres
Y de resultado solo obtengo tu nombre, tus besos guardados, tu olor
Tus hombros de seda, tus pies descalzos, tus manos en mis manos
Obtengo el resultado de lo que no tengo, lo que tortura, lo que urge y me vuelve despiadado
Porque golpea más fuerte el trozo de piedra que tengo en el pecho a la izquierda
Resabios de unos latidos que eran de un corazón vivo, rojo, caliente…ahora partido
Devuélveme la consistencia de mi carne con un beso de tu lengua que arde
Devuélveme mi aliento con suspiros amorosos de tu profundo adentro
Devuélveme la causa de mi muerte lenta por tus insinuaciones y tu existencia
Fundaméntame qué es la vida sin el sonido de tu risa, sin el movimiento de tus piernas
No me expliques nada con palabras, recuesta tu cabeza, mi pecho es tu almohada
Hablarán mis manos en tu pelo y mi boca le contará secretos a tu cuello coqueto
Quédate así…en silencio, hasta que nos despojemos de la poca ropa que tenemos
Y desnudos, encimados, ardientes y suplicantes, presurosos de un deseo latente
Olvidemos en el colchón las esperas, los tiempos, las distancias, lo de siempre
Las huellas de mi espalda, tus rodillas y ecos de jadeos aún calientes
Serán el óleo de una tela a pintar por tu recuerdo…cuando me desees.
Char…libre, sin registro.
infinitas gracias insigne escritor y poeta por hacernos confidentes de tus bellisimas y profundas letras, un besin de esta amiga admiradora.
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