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sábado, 13 de noviembre de 2010

SOLEDAD


Se ha dicho “Il y aura toujours de la solitude pour ceux qui en seront dignes”. Y sin embargo, ella pesa y somos llevados a huirla, olvidando que de todos modos estamos solos, aun cuando en torno nuestro resuenen innumerables voces y el ruido de la calle se haga más ensordecedor que nunca.
Tal vez sea porque en la soledad emerge más firma la voz de una conciencia que, preocupada, tienen coherencias difíciles y contraría una paz ilusoria, compañera del vacío que, con frecuencia, construimos dentro de nosotros.
Tal vez sea porque, solos, perdemos las falsas ilusiones construidas todos los días en un compromiso de elecciones incoherentes.
O quizás porque en la soledad vuelven a emerger interrogantes y problemas imperiosos, dejados siempre para un mañana, y nuestra quietud inquieta se puebla de fantasmas que no queremos encontrar.
Es en la soledad que volvemos a descubrirnos como personas únicas, después de haberlo olvidado en la calle que nos vio aceptar otros compromisos y malvender, por un plato de arroz, valores en los cuales, sin embargo, decimos seguir creyendo.
Es incluso en la soledad que Su voz nos habla pidiendo respuestas que tardan en venir, o indicándonos un camino que prevemos comprometedor, pero que advertimos ineludible, si queremos llegar a ser hombres en plenitud.
Es en la soledad que han sido maduradas las palabras más cortantes que hayamos dicho y es en el silencio de voces, aún de las más queridas, que logramos llenarnos para poder dar.
Es un precio justo a pagar, sabiendo que en ciertos momentos se está menos solo que cuando, distraídos o intentando gozar del placer de estar con los demás, caminamos teniendo con nosotros la mano de alguien.
La “sensación penosa de la soledad proviene no de que los demás no estén con nosotros sino de que nosotros no estamos con ellos” (M. Oraison); y se puede estar con los demás si se está por ellos, en soledad. Son rostros, no fantasmas, los que llenan el silencio de ciertas tardes, en las que los demás no están para ti, sino que tú estás para ellos.

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