Desde arriba el cabello se despeina
Por debajo los pies se hacen huellas
Más abajo mi cabeza se dibuja
En la sombra de tus labios, tus ojos, la belleza
Por los lados nacen las caricias de a una
Me abrazas y son dos en mi cintura
Tus manos, otra hermosura delicada
Que se pierden en mis dedos y en mis palmas
Tu cuello al alcance de mil besos nuevos
Que se arraigan en la unión de tus pechos
Tu cintura, mi deseo, tu sexo, mi anhelo
Ángulos infinitos de mis miradas pensadas
Déjame besar tu flor tatuada allí
Donde la carne se hace gemido sensual
Oscuridad de frío con luz de estrellas
Se agita tu vientre en el latir de mi pecho
No deseo el sexo en esta madrugada
Debes saber que te amo
Más allá de la dureza de la piedra
En el titilar de cada estrella
En tu respirar cuando duermes
Que sea eterna y bendita la noche
Contigo desnuda…para qué quiero el alba?
Char...libre, sin registro.
¡Qué bello poema! se expresa tanto amor, sensualidad y anhelo en él que es imposible concibir rastro de dolor.
ResponderEliminar¡Un beso!
mil gracias querido y admirado poeta por regalarnos tan bellos y sensuales versos, muchos besinos de esta amiga admiradora.
ResponderEliminarHola querido amigo
ResponderEliminarQue poema sensual y romántico, la esencia del amor en su máximo potencial.
Besitos