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lunes, 12 de septiembre de 2016

Siempre habrá un lugar.










En tardes de cielo que no es cielo y nubes que lo son todo

Me invade mi amiga ella la conocida de siempre, que sola llega

Y así me tiene en el escenario de la vida casi vacía donde paso mis días

Donde extraño mis momentos de alegrías de cosas mías

De gentes que no veo, que extraño, que no están conmigo

Nadie sabe cómo vivo, pero así es el camino del que camina solo

Por senderos de recovecos con curvas empinadas y espinas sembradas

Por el destino que es solo un amigo que no quiero tener ahora

Pero no tengo otra salida, debo seguir cuesta arriba y tragar saliva

La gente no me comprende y por eso me miran cómo paso en la vida

Con el peso de mis días, de mis deseos prohibidos, prendido a mi locura

Sin escuchar otra voz que la voz de esta soledad amiga inseparable

Que me dice como un poema releído que espere a mañana, a otro día

Quizás el cielo se abra para mí y con ellas mis esperanzas se reaviven

Que aunque no quiera de amigo al destino, él dice que es mi amigo

Con sus brazos tendidos siempre para sostenerme o soltarme…no lo sé

Solo siento que me agita dando vueltas por lugares de la existencia misma

Juega hasta el hartazgo conmigo, me enfurece y se va dejándome a la deriva

Nunca puedo robarle una palabra al puto destino, él no habla nunca nada

Se expresa con alegrías y tristezas, risas y llantos, con ausencias que no aguanto

Con soledades de amores lejanos, con olor al pasado no pensado

Con colores desgastados por el tiempo, amarillentos, casi olvidados

Al menos sé que estoy vivo porque el fuego me quema y tengo lágrimas en mis pupilas

Y aunque no lo soporte seguiré apostando al amor, aunque juegue solo con cartas mías

Jamás me sorprendió así mi amiga la conocida, esta soledad que me enamora siempre

Que me hace compañía cuando no tengo más lágrimas ni suspiros en los bolsillos de mi piel

Solo me restan besos dormidos en caricias de mis manos también dormidas y dolidas

Que las dejo abiertas hacia arriba como esperando un relámpago de la tormenta que se avecina

Para que caiga como cae un rayo y me retumbe el espíritu y despierte algún día

Con ansias de abrazar tu cuerpo mujer…y ponerme de rodillas para no rogarte

Solo para mirar al mundo desde tu ombligo, llenarte de besos el vientre y más abajo

Hacerte el amor en el tiempo presente, hasta que pase futuro y aún siga mi corazón latente

Y sepamos los dos que ya no es un sueño ni es un deseo…son nuestros cuerpos calientes

Que no se separan, que son solo uno, viviendo en libertad…nunca jamás ausente.


Char©





4 comentarios:

  1. Qué bonito escribes, Char, tus palabras son pura sensualidad.

    Un beso.

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    Respuestas
    1. Gracias María, se siente tan bien leer un comentario tan simple y profundo a la vez,
      Un beso enorme

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  2. Cuantos sentimientos en tu prosa poética, donde la soledad es la protagonista junto con el amor y el deseo de compartirlo.
    Bellas tus palabras siempre con ese halo de nostalgia y desencanto, que por supuesto supongo será, una hermosa inspiración.
    Fue un placer.
    Un abrazo Char.

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  3. Gracias Elda, te dejo un beso y otro abrazo.

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