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domingo, 24 de octubre de 2010

NO PREJUZGUES APRESURADAMENTE.

Una pareja de jóvenes tenía varios años de casada y nunca pudieron tener hijos. Para no sentirse solos, compraron un cachorro y lo amaron como si fuera su propio hijo. El cachorro creció hasta convertirse en un grande y hermoso pastor alemán. El perro salvo a la pareja en más de una ocasión de ser atacada por ladrones. Siempre fue fiel muy fiel, quería y defendía a sus dueños contra cualquier peligro.
Luego de siete años de tener al perro, la pareja logro tener el hijo que tanto anhelaban. La pareja estaba muy contenta con su nuevo hijo y disminuyeron las atenciones que tenían para con el perro. Este se sintió relegado y comenzó a tener celos del bebe y no era el perro cariñoso y fiel que tuvieron durante siete años.
Un día, la pareja dejo al bebe durmiendo plácidamente en la cuna y fueron a la terraza a preparar una carne asada. Cuál fue su sorpresa cuando se dirigían al cuarto del bebe y ven al perro en el pasillo, con la boca ensangrentada, moviéndoles la cola. El dueño de perro, casi sin pensar, saco un arma que llevaba y en el acto mato al perro. Luego corrió al cuarto del bebe y encontró una gran serpiente degollada. El dueño comienza a llorar y exclama: ¡He matado a mi perro fiel!
¿Cuántas veces juzgamos injustamente a las personas? Lo que es peor, las juzgamos y condenamos sin investigar a que se debe su comportamiento, cuáles son sus pensamientos y sentimientos. Muchas veces las cosas no son tan malas como parecen, sino todo lo contrario.
La próxima vez que te sientas tentado a juzgar y condenar a alguien, recuerda por favor esta historia.

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