Y estuve dispuesto a buscar tu cabeza.
Palpar esos…tus labios de cereza,
en la tierra seca como mis miradas perdidas.
Te encontré desnuda, destruida, sin amor, vencida
Y puto destino el mío…casi te morías.
Dibujé la forma de mi corazón en tu espalda,
conté con mi lengua tus vértebras de nácar,
y erguida renaciste como la mejor flor del desierto.
Te besé sin fin, sin comienzo, sin pausas…
Cómo te encontré, no lo sé, ni lo pienso,
solo sé que reviví junto a tu cuerpo vestido de desierto.
Me quedé desnudo de caricias y de sexo,
Tú te arropaste con todos mis deseos.
Char…libre, sin registro.
hay mujeres q sorprenden! besitos y hermosa prosa para este dia tan fresquito
ResponderEliminarY seguro que ella sintio cada uno de esos pedazos de corazon que dibujastes...
ResponderEliminarHermoso como siempre tus poemas..
Un beso
No pienses, solo déjate llevar por lo que sientes, te aseguro que pensar demasiado, duele.
ResponderEliminarMuy bellas letras, Char.
Abrazos
Lindo poema que evoca las bellezas del desierto. Pero, ¡cuidado con los espejismos! Cuando crees que los tienes en tus manos se esfuman en el aire.
ResponderEliminarSaludos.
Dibujar en la espalda sensaciones encontradas vestidas de seda.
ResponderEliminarUn beso.
Tus palabras hacen resurgir la vida, cuando casi parece no tener aliento.
ResponderEliminarMaravillos Char, como siempre.
Abrazos miles.